El fútbol le salvó la vida en Rwanda

Por Maxi Bressan

Eric Eugene “toto” Murangwa era el arquero del Rayon Sports de Kigali cuando se desató el genocidio de Rwanda. Vio de cerca el filo de los machetes hutus y se salvó por su popularidad como futbolista.

El día después de la caída del avión de Juvénal Habyarimana, presidente de Rwanda, un grupo de hutus entraron y encontraron a Murangwa, jugador de fútbol de la etnia tutsi, en Kigali dispuesto a pasarlo por el filo del machete de los Interahamwe.

La enemistad de hutus y tutsis viene de larga data. Unos campesinos, los hutus, otros pastores de vacas, los tutsis; ocupaban la pequeña región rodeada de montañas y lagos. Históricamente los pastores eran más poderosos que los campesinos y siempre el Rey era tutsi pero el 85% de la población era hutu. Ambos compartían el país hasta que el dominio belga comenzó a exaltar las diferencias entre las etnias.

En 1962 pasan a ser una Republica gobernada por hutus luego de la “Revolución Rwandesa” derrotando la monarquía tutsi. Esto provoca el exilio de los tutsis (como la familia protagonista del libro de Gäel Faye) que después de una serie de revueltas toman el poder en Kigali, dominando la mitad del territorio del país.

El 6 de abril 1994 se iniciarían, con el derribo del avión presidencial, los 100 días del genocidio que se cobraría la vida de 800.000 personas. Los Interahamwe era la milicia ilegal, apoyada por el gobierno, que se entrenó para matar tutsis, para destruirlos como “cucarachas”, mientras reclutaban especialmente a los portadores de VIH para las violaciones. Los machetes que servían para la cosecha y para librarse de la maleza, se convertían en la principal herramienta para el exterminio.

Un grupo de Interahamwe revolvieron todo en la casa del amigo de Murangwa y cuando estaban a punto de matarlo, un álbum de fotos cayó sobre la mesa, donde se lo podía ver junto a sus compañeros del Rayon Sports. ¿Para quién juegas tú?, fue la pregunta de uno de los soldados que luego le preguntó si él era “toto”, Eugene Murangwa le respondió que sí, el líder militar indicó a sus compañeros que salieran de la casa, se sentó con el arquero y hablaron del partido que le habían ganado al Al Hilal, en Sudán, la semana anterior por Copa de África. El milagro se había concretado. El fútbol le había salvado la vida.

Dos días antes de la final del Mundial de Fútbol en los Estados Unidos, donde por primera vez en la historia una final se definía por penales, concluían los 100 días del genocidio de Rwanda. 35 fueron los familiares asesinados del arquero, pero a él lo salvó ser jugador del Rayon Sport de Kigali. En el año 2011 la selección sub17 de Rwanda clasificó al Mundial con un equipo formado por hutus y tutsis nacidos en 1994.

Selección Sub 17 de Rwanda