Nunca abandonen los botes radiales.

La experiencia de escuchar radio la relaciono con un hecho de intimidad. Y en el caso de “Todos a los botes” se transforma en un encuentro con amigos, separados por un trasmisor de radio, en realidad mi teléfono.

Por Maxi Bressan

Las referencias culturales y la idea del uso de algún elemento para superar las tragedias, en el nombre del programa hace referencia al bote para evitar una, supongo yo, inundación, en este caso el mismo programa se convierte en ese elemento que intenta llevarnos a una orilla a salvo o a resguardo.

Entonces ese encuentro de intimidad, que significa la radio, se convierte en un acto de salvataje cultural que no divisa la orilla pero que pretende guiarnos con canciones, entrevistas, cuentos, imágenes radiales, a un algún lugar que, aunque disfrutemos del viaje,no sabemos muy bien donde queda.

El convite radial que nos proponen Guillermo Gribaudo y Pablo Ferdman es cada jueves con una idea de generosidad y comunidad. Con hilos conductores que fortalecen esa idea en 28 programas. Como un producto armado, ideado y moldeado fortaleciendo la idea de intimidad, de lo artesanal, de algo ideado para ser consumido y no desechado.

El horario de las 20 hs aporta lo suyo. En el momento que se prenden las luces de las ciudades, de los pueblos, la radio comunitaria intenta convertirse en un faro en el mar de una sociedad hiperconectada y sobreinformada.

Todas nuestras historias; ya son sufrientes; se enturbian y quedan atrás; expresa el poeta en su canción y cierra ¡Nos quieren pacientes!

Publicado en la revista Destellos de la Cooperativa Villa Giardino de Servicios Públicos.
https://youtube.com/watch?v=g4t0cFPhnoo